Sello dedicado a la iglesia de San Agustín de Paoay,
emitido por el correo de
Filipinas en 1995.
(Valor facial: 5 pesos)
Sello emitido por el correo filipino con motivo de
la Navidad
de 2006, con la imagen de la iglesia de Paoay.
(Valor facial: 20
pesos)
Más conocida, simplemente, como Iglesia Paoay, este
templo católico, dedicado a san Agustín de Hipona, se localiza en la provincia
filipina de Ilocos Norte, en la parte más septentrional de la isla
de Luzón (y
de la República de Filipinas).
Su principal característica es que fue construida a
prueba de terremotos, ya que aquella es una
zona de actividad sísmica, y por consiguiente
con paredes muy espesas y formidables contrafuertes laterales y traseros,
que llaman poderosamente la atención. El religioso agustino Pedro Galende
dejó por escrito algunos datos técnicos: “Las paredes
fueron hechas de piedra llamada de capaza,
y ladrillos de 1,67 m de espesor
(una braza). La nave principal estaba soportada por 14 harigues (postes de
molave) de 60 m de largo (72 varas), 15 m de ancho (17 varas) y 7 m de alto (8
varas)
en el transepto y 5,10 m (6 varas) en la nave principal. El cielorraso
fue cubierto con ramas de
caña de boxo; las ventanas tenían láminas de concha
marina translúcida”.
Su construcción, iniciada el año 1694, se terminó en
1710, y las obras estuvieron dirigidas por el fraile agustino español Antonio
Estavillo. Dañada pese a todo por los terremotos de 1865 y 1885, y (aunque
menos) por los 1906 y 1927, fue restaurada parcialmente en 1886 y
más recientemente, durante la década de 1990, por iniciativa de la polémica “Primera
Dama” Imelda Marcos, esposa del entonces presidente filipino, Ferdinand Marcos.
El templo, de estilo barroco con remates góticos, es
un ejemplo notable de la arquitectura colonial española, semejante a la ya
existente en América central y del sur, aunque no falto de elementos locales;
en efecto, se pueden observar en él algunos rasgos característicos de templos
budistas (su fachada recuerda, en cierto modo, el famoso Borobudur de Java), lo que
le da un toque exótico, que se acentúa con el revestimiento de coral de
parte de su fachada.
También es muy característico el campanario, que
recuerda la forma de una pagoda. Esta parte del templo es posterior, se empezó
a construir en 1793 algo separada del edificio de la iglesia, sin duda para atenuar los posibles efectos sísmicos. Este campanario es famoso en la historia de Filipinas,
ya que
sirvió de observatorio para los revolucionarios que combatieron contra las
tropas coloniales españolas en 1898, y también para los guerrilleros locales
cuando se enfrentaron a los japoneses,
que habían ocupado militarmente el país
durante la segunda guerra mundial.
En 1993 esta iglesia fue declarada por la UNESCO
Patrimonio de la Humanidad. Últimamente, el gobierno filipino le presta especial atención y ha establecido planes para restaurarla una vez más
y fomentar,
gracias a ella, el turismo en aquella lejana provincia del norte del país. Ello
ha hecho
que se mejore su entorno y se tomen más medidas de seguridad para
protegerla de eventuales y no descartables nuevos movimientos sísmicos.
Enlaces de
interés:
Con buenas fotografías. En español).
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