(Tamay
az-Zahayra, Ad-Daqahliyya, Protectorado británico de Egipto, mayo de 1898 – El
Cairo, República Árabe de Egipto, 3 de febrero de 1975)
Sello emitido
por el correo de la República Árabe de Egipto en 1975
con motivo del
fallecimiento de Umm Kulthum.
(Valor facial: 20 milliemes de libra)
Sello emitido
por el correo de Egipto el año 2000 para conmemorar
el 25º aniversario del
fallecimiento de Umm Kulthum.
(Valor facial: 20 piastras)
Nombre artístico
de la cantante egipcia Fatima Ibrahim al-Baltagi (فاطمة إبراهيم البلتاجي), transcrito de muchos modos: Oum Kalsoum, Om Kalsoum, Om
Kolthoum, Om Kolthum, Oum Kalthoum, Umm Kalzum, Umm Kultum… (أم كلثوم).
Desde niña
demostró grandes dotes para el canto recitando versículos del Corán, y a la
edad de diez años su padre –que era imán de una mezquita– la introdujo,
disfrazada de chico, en una de las fiestas nupciales que organizaba. Pronto se
fijaron en ella el cantante Abu’l-Alah Muhammad, muy popular en aquella época, y el
famoso músico Zakariyya Ahmad, quienes la invitaron a ir a El Cairo,
aunque ella no aceptó la invitación hasta haber cumplido 23 años. Mientras
tanto continuó actuando, como chico, en diversos espectáculos en localidades
provincianas.
Su gran éxito,
que acabó siendo internacional, se debe sobre todo al poeta Ahmad Rami,
que escribió 137 canciones para ella. Por su parte, el intérprete de laúd Mohamed al-Qasabgi
la introdujo en el Palacio del Teatro Árabe de la capital egipcia, donde empezó
a ser conocida y admirada. En 1932 su fama había trascendido las fronteras
egipcias, y cosechó grandes éxitos también en Bagdad, Beirut, Damasco,
Jerusalén, Túnez y Trípoli. Entre los años 1935 y 1948 trabajó como actriz
cinematográfica (intervino en seis películas).
Su primer gran
éxito internacional fue el recital que dio en 1957 en el teatro Olympia
de París, al que acudieron desde toda Europa numerosísimos emigrantes árabes.
Acabó convirtiéndose en un mito:
la calificaron de “Cantante del Pueblo”, “Señora del Canto Árabe” y “Astro de
Oriente”, su elegancia creó estilo entre las mujeres árabes, y sobre ella
surgieron incluso algunas leyendas, como una que afirma que en el pañuelo de
seda que sujetaba siempre con su mano izquierda ocultaba hachís, que penetraba
en su piel y le daba energía para ejecutar largas canciones con su portentosa voz,
dotada
Sin duda ha sido
la intérprete más destacada de la canción árabe. Sus grandes recitales, con los que
contribuyó al auge del panarabismo, eran retransmitidos en directo por
radio a numerosos países
y se prolongaron hasta 1972, con un concierto de
despedida en el Palacio del Nilo de El Cairo, pese
a que en 1967 le habían
diagnosticado en Londres una nefritis aguda que resultó incurable.
Aquel mismo año se
trasladó a los Estados Unidos para recibir tratamiento médico, pero en 1975
decidió regresar a Egipto para morir en su país. Su funeral fue el más
concurrido que se recuerda:
se reunieron cuatro millones de personas y, en
medio de un gran tumulto, arrebataron su ataúd y lo
condujeron a la mezquita
al-Hussein, que había sido su favorita; no lo soltaron hasta poco antes de su
entierro, que se celebró con honores de jefe de Estado en la Ciudad de los Muertos cairota.
Enlaces de interés
Con un vídeo).
de una tesis doctoral, University of Illinois, 1991. En inglés).
- F. Dordor: “Oum Kalsoum: les mille et une vies d’une
Diva” (en les inRocks, 20.3.2008. En
francés).
- S. Forster: “Le
mythe Oum Kalthoum continue, 40 ans après sa mort” (en RFI, 3.2.2015. En francés).
- H. Salloum: “Umm
Kalthum - Legendary songstress of the Arabs” (en Al Jadid Magazine, Vol. 1, No. 1
(11.1995). En inglés).
- B. Vasallo: “Um Kulzum, allí donde las formas no
alcanzan” (en Batonga!, 2.2005. En
español).
- N. Wharton: “Umm
Kulthum: The Voice of Egypt” (en NPR Music, 11.5.2008. En inglés).
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